¿Dónde
estoy? Miro a mi alrededor, desconcertado. La densa niebla sigue
tapando todo lo que intento ver más allá de unos metros. Lo poco
que veo me resulta familiar, pero no es lo mismo. Tengo la sensación
de haber estado allí antes, tal vez lo estuve. Pero está
irreconocible, como si hubiese pasado un huracán y se hubiese
llevado casi todo. Continúo levantándome del suelo tras los últimos
tropiezos, caídas y trampas. Todo lo que veo son ruinas de lo que
anteriormente fue... ¿mi camino? ¿cómo he llegado aquí de nuevo?
No entiendo nada, ni siquiera sé si realmente tengo que entender
algo.
El
dolor sigue ahí, no se irá; pero no importa, se aprende a vivir con
él. El miedo va dejando paso a la temeridad de aquel que sabe que
tiene cada vez menos que perder. ¿Acaso volveré a mi antiguo ser?
Insensible ante todo aquello que sea ajeno a ese sueño que me he
visto obligado a abandonar antes de tiempo, a esa luz que llevo conmigo. Vacío ante el mundo que
le rodea. Ya no disfruto haciendo aquello que antes me gustaba, ya no
encuentro la paz donde antes la tenía. Ruinas, ruinas de lo que
antes fue un mundo que creí haber construido bajo unos fuertes
cimientos. No lo eran tanto, al parecer.
Por
un lado, un sueño roto que sigo sintiendo; por otro lado, temeridad,
indolencia, indiferencia, desidia, incapacidad para sentir nada. Parecen dos mundos aparte. Los
restos de mi alma se quedaron en ese sueño, que poco a poco muere
dejando un vacío más grande de lo que cabía esperar. La viveza de
éste me hacía más humano. Ahora el panorama se antoja muy
distinto, pero a la vez familiar. Hace tiempo esto fue lo que quise,
tal vez tuviese mis razones, pero ya no lo quiero, no tiene razón de
ser, ¿por qué vuelve? ¿me he convertido en esto de verdad?
Alejarte del mundo no es tan difícil, lo difícil es volver a él
una vez lo has abandonado. ¿Cómo revertir la indolencia? ¿Cómo
recuperar ese trozo de humanidad perdido? ¿Cómo encontrar ese
equilibrio? Mi alma se apaga inminentemente, no sé qué vendrá
después, realmente ahora sé menos que nunca. Vamos, mundo,
sorpréndeme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Pues eso