17 ago 2011

La muerte



La muerte, a veces temida, a veces infravalorada, pero necesaria al fin y al cabo. Sin la muerte no podríamos saber lo que es vivir, y una vida sin muerte acabaría siendo un suplicio. La muerte propia es algo que no debe asustarnos, después de todo, si estoy yo, no está la muerte, y si está la muerte, no estoy yo. El problema viene cuando muertes ajenas ocurren. Aquellas muertes que pueden producir el más profundo de los dolores, pero esto no tiene por qué verse como una desgracia, como parece ser. Pero la gente ha de tener en cuenta una cosa:

La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
François Mauriac

Hay muchas formas de perder a una persona en la vida, y la muerte no es una de las peores, la pérdida de un ser querido, aunque pueda resultar algo doloroso, también es algo natural, a todos nos llega el momento en que la vieja de la guadaña nos hace una visita. Las pérdidas trágicas son las que más impacto tienen, por lo inesperado, porque hacen que la gente se pregunte ¿Por qué?¿por qué a él/ella? Era tan joven, tenía toda la vida por delante...
No debemos venirnos abajo por estos acontecimientos, después de todo es algo que tenía que ocurrir tarde o temprano, lo que tal vez debamos hacer en estos casos sea mirar hacia adelante, y tomar este revés del destino como un estímulo para empezar a vivir la vida realmente, para disfrutarla y recordarnos que algún día terminará, y todo esto, toda esa motivación que podemos sacar de un suceso a priori negativo, lo convertimos en algo positivo, que nos puede traer cosas muy positivas a nuestra vida. A los fallecidos los despedimos y los recordamos, pero nada más, no volverán, de nada sirve llorar por algo que no volverá. Fallecimientos hay todos los días en todo el mundo, de miles de formas distintas, cuando la muerte nos toca de cerca es cuando realmente pensamos en ella ¿pero por qué? En mi opinión deberíamos tenerla siempre presente, nunca sabes cuándo sufrirás un accidente y de repente todo se acabó (ni falta hace decir que yo, desde mi punto de vista ateo, considero que no hay absolutamente nada después de la muerte). Y hemos de tenerla presente para preguntarnos qué estamos haciendo con nuestra vida, si es lo que realmente queremos hacer, si estamos disfrutando como deberíamos, vida sólo hay una.
Lo que sí es cierto es que a pesar que no se le debe temer a la muerte, se le debe tener el respeto que merece, al fin y al cabo la muerte lo cambia todo, sea para bien, sea para mal, pero tiene una alargada sombra. En definitiva, la muerte nunca ha de verse como algo malo, no se le debe tener miedo, ni siquiera a la muerte de seres queridos, es algo natural y que está allí, y seguirá allí hasta el fin de los días, recordándonos que llegará el día en que tendrá que llevarnos, y que más nos vale apreciar la vida mientras nos dure. Así como una jornada bien empleada produce dulce sueño, una vida bien usada causa una dulce muerte

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